Friday, July 31, 2020

VIETNAM 11 - 12: Cuevas De Phong Nha

1 y 2 de enero de 2020 En este post os resumiremos los dos días que pasamos explorando las cuevas de Phong Nha (aunque ninguno de los dos fue completo). En el primero llegamos a Dong Hoi a primera hora de la mañana en un tren nocturno, y cogimos el bus hacia Phong Nha. Después de hacer una pequeña siesta, hicimos el paseo en barca hasta las espectaculares cuevas de Tien Son y Phong Nha. El segundo día por la mañana fuimos en coche con conductor a ver la fascinante Cueva Paraíso. A primera hora de la tarde cogimos el bus a Hué, donde llegamos por la noche. El día amaneció en el tren nocturno al que habíamos subido en Ninh Binh, después de haber pasado dos días fabulosos en Tam Coc. Un poco mas tarde de las 6 de la mañana llegamos a nuestra parada, Dong Hoi, la ciudad mas importante de la zona de las cuevas de Phong Nha, nuestro destino final.
1 y 2 de enero de 2020
En este post os resumiremos los dos días que pasamos explorando las cuevas de Phong Nha (aunque ninguno de los dos fue completo). En el primero llegamos a Dong Hoi a primera hora de la mañana en un tren nocturno, y cogimos el bus hacia Phong Nha. Después de hacer una pequeña siesta, hicimos el paseo en barca hasta las espectaculares cuevas de Tien Son y Phong Nha. El segundo día por la mañana fuimos en coche con conductor a ver la fascinante Cueva Paraíso. A primera hora de la tarde cogimos el bus a Hué, donde llegamos por la noche.
El día amaneció en el tren nocturno al que habíamos subido en Ninh Binh, después de haber pasado dos días fabulosos en Tam Coc. Un poco mas tarde de las 6 de la mañana llegamos a nuestra parada, Dong Hoi, la ciudad mas importante de la zona de las cuevas de Phong Nha, nuestro destino final. Nos dio la sensación que fuimos los únicos occidentales en bajarnos en aquella parada y enseguida nos asaltó un taxista que se ofreció a llevarnos directamente a Phong Nha por 350.000 VND (unos 14 €). Pero como no teníamos prisa por llegar, preferimos coger el bus. Éste sale de la estación de buses de Nam Ly, a un par de km de allí, así que le dijimos al taxista que nos llevara (20.000 VND). En Nam Ly no había ni un alma, pero vimos colgado un horario en el que el figuraba que el primer bus a Phong Nha salía a las 7:40 h. Teníamos por delante casi una hora de espera, pero tuvimos algo de suerte: hacia las 7 vimos aparecer la mini van que iba a Phong Nha, y al vernos el conductor nos dijo que subiéramos (50.000 VND por persona). Eran sobre las 7:10 cuando salió la mini van, así que no fueron muy escrupulosos con el tema de los horarios. El vehículo era relativamente pequeño, así que conforme recogíamos a gente por la carretera teníamos que irnos apretujando. Tardamos cerca de una hora en llegar a Phong Nha, y nos recibió una insistente lluvia. Pese a ello nos acercamos caminando a nuestro alojamiento, Song Que Homestay. Se trata de una casa de huéspedes familiar situada a 15 minutos del centro del pueblo, con unas pocas habitaciones. Tuvieron el detalle de darnos la nuestra inmediatamente, mucho antes de la hora del check-in. Era espaciosa aunque algo sencilla, con un gran baño, perfecta para nosotros. El desayuno estaba incluido y se podía elegir de una carta, y la verdad es que no estaba mal. Lo único malo era que el propietario no hablaba inglés, solo su hija mayor, y si no estaba ella la comunicación era algo difícil. El precio fue de 13 €, bastante barato pero hay que tener en cuenta que en aquella zona es fácil encontrar alojamiento bueno y barato.
Nuestra habitación en Phong Nha
Como en el tren nocturno no habíamos descansado apenas nos permitimos el lujo de hacer una siesta mañanera. Nos sentó de fábula, y nos dio el empuje necesario para salir a disfrutar de Phong Nha. Casi todo el mundo viene aquí a descubrir sus fascinantes cuevas, inscritas en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Algunas de ellas están entre las más grandes del mundo, y explorarlas requiere más de un día y tener buena forma física. Por fortuna, hay otras que son mas asequibles para el gran público, situadas mas o menos cerca del pueblo de Phong Nha y acondicionadas por dentro con pasarelas. La más popular es la que le da nombre al parque nacional, la cueva de Phong Nha, y se puede llegar hasta ella mediante un agradable paseo en barca. El embarcadero de donde salen las barcas estaba bastante cerca de nuestro alojamiento. Al llegar vimos que había la opción de visitar solo la cueva de Phong Nha o de incluir además la de la cueva de Tien Son (como veremos, muy recomendable). El sistema de las barcas era un poco caótico: además de pagar por persona, te hacen pagar por una barca con capacidad para 12 personas. Así que si no quieres que te salga la visita por una fortuna, tienes que ir reclutando gente para compartir los gastos de la barca. Nosotros tuvimos relativa suerte, porque cuando llegamos a las taquillas un grupo de tres franceses estaba buscando gente para llenar su barca. Ellos habían elegido la opción de visitar las dos cuevas, así que nos unimos a ellos; no teníamos la intención a priori de hacerlo, pero no queríamos pagar una barca entera y tener que buscar a gente para que se apuntara, ya que como el día no era muy apacible no había muchos visitantes. Finalmente logramos reclutar una pareja más a la barca, así que éramos 7. El coste de la barca era de 400.000 VND, por lo que les tuvimos que pagar a los franceses 114.000 VND, a lo que hay que añadir los 150.000 VND por persona de la cueva de Phong Nha y los 80.000 VND por persona de la de Tien Son. Así que la broma nos salió por 574.000 VND en total (casi 23 €), hay que tener en cuenta que es una visita cara.
Navegando hacia las cuevas
Desde las taquillas nos dieron prisa a que saliéramos cuanto antes, ya que entre unas cosas y otras había pasado el tiempo y solo dejaban salir barcas hasta las 14 h. Después de media hora llegamos a las cuevas, que estaban atravesadas por el mismo río; en principio hay una parte del trayecto en barca que se hace por dentro de la cueva, pero las lluvias habían hecho aumentar el nivel del río, así que la barca nos dejó en la orilla. El barquero nos dijo que primero fuéramos a la cueva de Tien Son, a la que se accede subiendo un interminable sendero de escalones. Para acabar de arreglarlo empezó a caer un gran aguacero sobre nosotros, y cuando llegamos a la entrada estábamos exhaustos y empapados. La visita a la cueva la hicimos por libre y estábamos casi solos en ella. Empezamos a explorarla bajando por una larga escalera completamente rodeada por estalactitas y demás formaciones, todo un preludio de lo que estaba por venir. Aunque hemos visitado muchas cuevas kársticas a lo largo de nuestros viajes, tenemos que reconocer que esta nos impresionó y mucho. El tamaño de las estancias de la cueva era grandioso, y estaba llena de fascinantes formaciones allá donde miraras. Además, hacer la visita prácticamente solo y bajo un solemne silencio hacía que la disfrutáramos mas. El recorrido por la cueva es corto, solo unos 400 m, pero es realmente mágico.
Entrando hacia las entrañas de la cueva de Tien Son
Cueva de Tien Son
Espectaculares formaciones de la cueva
Al salir al exterior ya no llovía y bajamos los escalones para ir a la cueva de Phong Nha. Ésta no estaba tan bien acondicionada como la anterior, ya que a veces no había pasarelas y tenías que tener cuidado de no meter el pie en algún charco o barrizal. Phong Nha tenía unas dimensiones todavía mayores que las de Tien Son, aunque muchas paredes estaban desnudas, sin muchas estalactitas. Lo más espectacular eran sus grandes columnas, resultantes de la fusión de estalactitas y estalagmitas. Aunque en general nos pareció menos bonita que la de Tien Son. Hay que tener en cuenta que nosotros no vimos el tramo de la cueva que se hace en barca, y hemos visto algunas fotos que son realmente preciosas, y quizás esta es la parte que tiene mas gracia de la cueva.
Enorme columna en la cueva de Phong Nha
Diferentes formaciones de la cueva
Gran gruta de la cueva
Al igual que Tien Son, la parte visitable de la cueva de Phong Nha era corta. De hecho, nos tiramos más tiempo en la barca o subiendo y bajando por los escalones de Tien Son que en la visita a las propias cuevas. Pero en general nos gustaron mucho, especialmente la de Tien Son. Al acabar de las cuevas volvimos a la barca y al embarcadero. Regresamos al alojamiento a darnos una merecida ducha y a descansar. A la noche salimos a cenar por el pueblo; al ser tan turístico hay mucha oferta, pero la forma alargada del pueblo hace que no puedas pasear fácilmente para sopesar las opciones. Fuimos directamente al Thang Nhung, un local que presumía de hacer los mejores fideos con cerdo asado del mundo. Pedimos un plato de ellos y uno de fideos fritos de ternera. La cena fue algo decepcionante, ya que los platos eran algo sosos, sin sabor. Junto con una cerveza y una Fanta, nos salió por 130.000 VND (unos 5 €).
Nuestra cena
El segundo día íbamos a visitar otra de las cuevas de la región, la Cueva Paraíso (Paradise Cave). Esta está más alejada que las que vimos el día anterior, a unos 30 km del pueblo de Phong Nha. La gente que puede se acerca en moto, pero nosotros contratamos un coche con conductor. El día anterior estuvimos sopesando precios y el mejor nos lo dio el Rose Hotel, que nos cobró 500.000 VND (unos 20 €). Les dijimos que nos pasaran a buscar por nuestro alojamiento a las 10 h y allí estuvieron. Primero fuimos al mismo Rose Hotel a dejar nuestro equipaje, ya que también les habíamos comprado a ellos el billete de bus que tomaríamos a la tarde hacia Hué. Nos iba a llevar el hijo adolescente de la propietaria del hotel, que se llevó a un colega para pasar mejor la espera hasta nuestra salida de la cueva. Solo tardamos una media hora en llegar al parking de la Cueva Paraíso, y pese a que el día se había levantado radiante, no había casi gente. Como el día anterior, la entrada a las cuevas era cara, 250.000 VND por persona (10 €), a lo que le sumamos 100.000 VND mas para que nos llevaran en un buggy eléctrico a la entrada de la cueva. La verdad es que el buggy no vale mucho la pena, porque solo te acercan un par de km a la entrada, por un terreno llano. Después tienes que subir un buen trozo colina arriba a patita sí o sí.
Al llegar a la entrada vimos que era un simple agujero de unos 2 m de altura por los que bajaba una escalera. Una vez dentro, nos quedamos impresionados, ya que nos encontrábamos en una gruta inmensa de decenas de metros de altura. Las paredes estaban adornadas con algunas estalactitas, pero allí lo impresionante eran las dimensiones. Fuimos avanzando por la gruta por un sistema de pasarelas, descubriendo infinidad de formaciones preciosas, como una enorme columna de varios metros de diámetro. La cueva se fue haciendo más pequeña y más parca en estalactitas y demás formaciones. La verdad es que había algunas zonas que estaban totalmente desnudas de ellas. Pero los sitios donde las había, éstas adquirían unas formas intrincadas realmente fabulosas. Finalmente estuvimos 1 hora visitando con tranquilidad el escaso kilómetro visitable que tiene la cueva, y nos encantó. De las tres que vimos en Phong Nha, la cueva que nos impresionó mas fue la de Tien Son, aunque quizás porque fue la primera que visitamos. Verdaderamente, la Cueva Paraíso hace honor a su nombre y vale mucho la pena.
Paradise Cave
Disfrutando de las cuevas
Estalagmitas blanquecinas
Paradise Cave
Espectaculares formaciones de la cueva
Volvimos nuevamente al pueblo de Phong Nha con nuestro conductor adolescente (tenía cara de tener 15 años…). Teníamos un par de horas antes de que saliera nuestro bus a Hué así que aprovechamos el buen tiempo que hacía para dar una vuelta por el pueblo. En si no había mucho que ver, aquel era el típico pueblo vietnamita cuyas casas estaban agolpadas entorno de la carretera principal. Vimos una panadería donde hacían banh mi, los típicos bocadillos vietnamitas, que siempre son una buena idea para comer barato y bien. Un par de bocadillos y un refresco nos salieron por 55.000 VND (unos 2 €).
Paseando por el pueblo de Phong Nha
Nuestros ricos banh mi
En principio el bus a Hué pasaba a recogernos por el Hotel Rose a las 15:30, pero la propietaria nos dijo que estuviéramos allí media hora antes. Como era uno de esos buses que va recogiendo gente por los hoteles, no pasó por el nuestro hasta las 16 h, y no fuimos los últimos. El bus no era precisamente confortable, sus asientos estaban hechos para las medidas de los vietnamitas, y los occidentales altos se tuvieron que embutir como pudieron (en momentos así nos alegramos de no serlo…). Pero no nos podíamos quejar, ya que descubrir aquel bus fue una gran ventaja, cuando elaboramos el planning no conocíamos de su existencia (la alternativa hubiera sido coger un bus hasta Dong Hoi y desde allí coger un tren a Hué). El trayecto en bus duró unas 4 h, incluyendo una parada de 20 minutos que hicimos a medio camino. Era un misterio el lugar de Hué donde nos iba a dejar el bus, ya que a todo el mundo que se lo preguntaba el conductor decía que nos dejaría en el "centro". Pero con lo grande que es Hué, tuvimos la gran suerte que el bus paró en la misma manzana donde estaba nuestro alojamiento, Eva Homestay. Se trata de una casa de huéspedes familiar (los propietarios vivían en la planta baja) con un buen número de habitaciones. La nuestra era básica, pero suficiente para nuestras necesidades. El desayuno estaba muy bueno y estaba incluido: consistía en una carta en la que podías elegir diferentes platos calientes, acompañados de fruta variada. La ubicación era bastante buena, a corta distancia a pie de la ciudad imperial (que visitaríamos al día siguiente) y muy cerca de una zona con muchos bares y restaurantes. La habitación nos salió por 18 € la noche, un súper precio para un alojamiento al que volveríamos sin pensarlo.
Nuestro alojamiento en Hué
Enseguida nos fuimos a cenar, ya que empezaba a ser tarde y algunos restaurantes comenzaban a cerrar sus cocinas. Decidimos ir a un restaurante italiano algo pijo, Little Italy. Pedimos unos gnocchis con speck y fettucini con marisco, que la verdad es que no estaban nada mal. Junto con una cerveza y una limonada, la cena nos salió por 195.000 VND (casi 8 €).
Nuestra cena italiana

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Vietnam 10: Trang An Vietnam 13: Hué I, Ciudad Imperial

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Requiem Por Expodiseño

De la feria Expodiseño con 30 años de existencia, sólo queda el nombre. Ya no existe como tal.  Que representó esta feria para  el diseño industrial y de interiores en Colombia y que significa no tenerla?






Nacimiento y consolidación
Es necesario entender un poco la dinámica del diseño en los años 80s, para poner en contexto el surgimiento de la feria. Con la salida al mercado de las primeras promociones de diseñadores industriales y una economía que procuraba defender y promover la industria nacional, empezaron a surgir una variedad de empresas que hacían del diseño su principal fortaleza competitiva, era el caso de aquellas que vendían el novedoso 'open office' que desde mediados de los 70s dejaba atrás las mesas de escritorio y sillas convencionales. Las acompañaban sectores que surtían este mercado en textíles, terminados y componentes y las nuevas pero bien activas empresas que atendían este segmento. Con ellas llegaban empresas de iluminación, alfombras y muchas otras especialmente de Bogotá y Medellín.

Fue en 1987 cuando Harry Child, hace la primera feria. De su visión nació Prodiseño, en el rico entorno intelectual que era la ACD ( Asociación Colombiana de Diseñadores) La naciente empresa era conformada, por tres socios que posteriormente la hicieron por acciones para invitar a participar en ella a diseñadores y arquitectos de todas las disciplinas.

En la ACD la mayor parte de los diseñadores y arquitectos eran empresarios de sus propios negocios o con relaciones fuertes en empresas grandes del sector.  Fue con ellos que nació Expodiseño ocupando los dos pabellones principales de Corferias en 1987.
La feria, direccionada en ese entonces a mostrar la oferta de diseñadores y arquitectos y los productos que ellos podían referenciar a sus clientes, atendía esencialmente al mercado de interiores. Pero tenia otros aspectos llamativos: En el segundo piso de uno de los pabellones en espacios de poco más de un metro cuadrado  los jóvenes diseñadores gráficos exponían sus portafolios junto con aquellos muchachos que recién graduados presentaban prendas u objetos de auto producción.
Tenía entonces la feria, la representación de la mayor parte de los diseñadores de interiores bogotanos, que entonces contaban con sus propias tiendas y la presencia de las empresas muy exitosas de los diseñadores industriales que casi todos de la U Tadeo, vendían en el mercado accesorios, muebles y productos de su autoría, (Un artículo sobre el diseño en los 80s se puede leer aquí.)

La feria fue un éxito inmediato y a pesar de una decisión temporal desafortunada de llevarla al centro de convenciones en el centro de la ciudad. En su tercera edición, al volver a su espacio inicial se consolidó como un espacio de encuentro del sector de la arquitectura interior con el diseño de productos.

Expodiseño desde entonces se convirtió en el punto de encuentro de los diseñadores que encontraban allí, tanto productos, como materiales para terminados. Podían asistir a ciclos de conferencias o eventos académicos internacionales, visitar espacios de las facultades de arquitectura y diseños y de  las revistas y medios que cómo AXXIS  (varios años después) montaban sus eventos: Una gran muestra de diseño interior  (Casa Axxis) y el stand del premio Lápiz de Acero de la revista PD y de su premiación en ese entonces más corta y entretenida, juntaba a todo el gremio en un evento social de reconocimiento muy importante.


Crisis y renacimiento


El mal momento de de Colombia en los años 90s, tuvo como efecto colateral la integración de Expodiseño con Expoconstrucción, con lo cual la el diseño empezó a convivir con un sector mucho más rico que la fue arrinconando. La construcción obviamente es un jalonador del diseño pero no es el único y la llegada de empresas de maquinaria, multinacionales y empresas de mucho peso, sacó del escenario a los profesionales que ofrecían servicios y las pequeñas empresa diseño intensivas u ofertadoras de servicios. Como la economía en Bogotá se basa en comercio y servicios, se mantenía un buen espacio  para los lanzamientos de oficinas y sector  institucional que vive y depende del diseño y la innovación para crecer.


En el 2004 Prodiseño organiza paralelo a la feria el primer Congreso Latinoamericano de Diseño, de la cual nace la Red Latinoamericana de Diseño, con la cual se procura una internacionalización hacia la región que comercialmente no se pudo materializar, pero de la cual salieron tres ediciones locales con espacio para los diseñadores productores. Esto no se veía desde los años 80s, los nuestros, acompañados de sus similares argentinos, mexicanos, chilenos, ecuatorianos y brasileños fueron muy exitosos, al punto que  este stand de la red se repitió en Córdoba Argentina, en dos oportunidades y en Porto Alegre Brasil, generando una red que hoy se mantiene vigente, pero cuyo espacio físico posterior no fue más apoyado por Corferias que nunca quiso entender que tocaba darle la mano a los que comienzan para que crezcan y posteriormente expongan solos cómo de hecho ocurrió en algunos casos.


Renacimiento y final.
Incómodo por la avasalladora feria Expoconstrucción, Prodiseño, el socio gestor de la feria, organizó en tres oportunidades durante los años pares, la feria "Diseño" también en Corferias, en ella  Harry y su equipo convocaron nuevamente a las empresas que no se sentían confortables al lado de los andamios y las maquinarias de la Expoconstrucción.
Harry Child director de Prodiseño motor de la feria con Ritha Braga de Brasil en el stand de la RLD


Infelizmente para la tercera ocasión Corferias se negó a alquilar el espacio y la feria que se había rebautizado "Imaginna", desapareció. Se le daba el tiro de gracia, empezamos a asistir a su agonía y muerte anunciada que se dió finalmente en esta edición 2017.


En las ediciones recientes de Expodiseño, ya era evidente  la escasez de oferta de mobiliario institucional, pero aún se mantenían menores los espacios de la Casa Axxis y el Lapíz de Acero que eran eventos interesantes para el sector. Universidades y estudios de diseño hacia rato no estaban.


El panorama había cambiado. La internet migró el negocio de la divulgación del diseño y las revistas no lo entendieron a tiempo: Proyecto Diseño desaparece dejando al premio huérfano de su medio de divulgación y por ende debilitado y la revista Axxis cómo su colega Habitar subsisten esencialmente por la fortaleza de los grupos económicos que las soportan. Corferias entendía sin importarle que ante la poderosa Camacol, los desperdigados arquitectos y diseñadores y sus empresas no eran más interesantes como clientes.


Casa Axxis y productos de diseño colombiano que ya no tienen representación en la feria


El sector de oficina abierta pasó de la oferta tipo "vitrina", a la caza de negocios vía convocatorias y licitaciones con salas de exposiciones amplias pero cerradas, vendedores externos, referencia y manejo de redes sociales y personales que hoy son la base de su negocio. Dejó de ser viable pagar la enorme cantidad de espacio que necesitan para mostrar su producto por la desaforada inflación del lugar. Como Corferias no tiene mucho espacio y ninguna competencia, su metro cuadrado es bien más alto que el de las ferias europeas y norteamericanas. Quien escribe este artículo, participó en la feria del mueble de Milán en 2003 y para su sorpresa el mt2 era el 70% del precio de Corferias que año por año sube sus tarifas por encima de la inflación, la proporción debe ser mayor ahora.


En el 2016 Corferias con una oferta de tomelo o dejelo, compró la participación de Prodiseño sin recoger a sus clientes. Suspendieron los apoyos que daban a los eventos de las revistas, no necesariamente comerciales y también todo  evento académico que no fueran promocional ( y pago) de sus participantes. Optaron por el camino seguro de vender toda la feria al sector más rico y pujante de la construcción comprobando que compraban Expodiseño para matarla. La marca Prodiseño también entró en la negociación, quizás para estar seguros de no tenerla como competencia. Hoy el Prodiseño de Harry se llama Interdesign y es el dueño del sitio de la red Latinoamericana de Diseño y el catálogo de productos y diseñadores que la acompañan, pero no puede hacer ferias.


La economía no ayuda


Sería injusto achacarle solo a Corferias que tiene como meta vender bien sus espacios, la extinción de Expodiseño y sus hermanitas la ferias "Diseño" . Las cacareadas bondades de la inversión extranjera han arrinconado a la pequeña empresa. En Expoconstrucción tienen presencia las multilatinas colombianas cómo Corona o el grupo Sanford ( Primaderas, Ajover, Formica, Tecnoquimicas, Proquinal) compitiendo en igualdad de condiciones con sus similares importados, pero los gobiernos e instituciones como los socios de Corferias en su afán de abrir las puertas a la inversión extranjera, no han tenido en cuenta, que los foraneos vienen para sacar sus utilidades del país , generando a la larga recesión y que las empresas grandes en las que se concentra el apoyo son depredadoras de las chicas. Así como las tiendas de barrio mueren avasalladas por negocios que solo esperan acabarlas para subir los precios, los dueños de los grandes capitales ponen el lucro rápido por encima de otras consideraciones. No existen programas de incentivo a la creación y consolidación de nuevas empresas que ahora tampoco tienen espacio para mostrarse. Es todo para las grandes olvidando que aquellas también nacieron en un garaje. ¿Si pueden vender caro a quien pague, para que pensar en los que queriendo, no pueden?

Pero quizás el futuro de estas empresas en función de promoción está en otros escenarios como ruedas de negocios o eventos puntuales, quizás las ferias grandes son eventos inadecuados para nuestro sector.


Aún así es indignante el papel de la CCB (Cámara de Comercio de Bogotá) socio mayoritario de Corferias que olvida su papel fundacional de apoyar no solo a los que surgen, como las herramientas, que cómo el diseño son la que permite que estas empresas, a medio y largo plazo, sean competitivas. ¿Porqué ellos, cómo lo hacen en ArtBo con los jóvenes artistas, no abren un espacio con costo razonable para  mostrar a las empresas que hacen del diseño un diferencial competitivo?, ¿porque permiten que se acaben los espacios de los diseñadores de interiores cómo la casa AXXIS o el Lápiz de Acero?


El espacio se cierra, pero la fiesta ya la bailamos: El gremio del diseño le está debiendo un reconocimiento a Harry Child. Cierro este artículo con sus palabras acerca de este asunto:

En sus primeros años Expodiseño fue la vitrina de los diseñadores industriales, gráficos, de interiores e instituciones académicas, propiciando la contratación de los diseñadores colombianos por la industria. Luego, con el dólar barato, los productos nacionales tuvieron que competir con importaciones de Norteamerica, Europa y Asia en inferioridad de condiciones de calidad y precio, lo que conllevó poco a poco al que muchos diseñadores industriales salieran del mercado. La academia tiene ahora el desafío de preparar los estudiantes a competir con un mercado global, y unir fuerzas para que haya mayor apoyo gubernamental (Ministerio de Industria y Comercio) con suficientes recursos para que los emprendedores tengan acceso a nuevas tecnologías y recursos que permitan competir gracias al talento desperdiciado de miles de profesionales nuestros. Este es un país que le da la espalda a la ciencia, la innovación y el diseño, factores fundamentales en el mundo que vivimos.












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